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lunes, 22 de noviembre de 2010

Entre Rickenbackers de doce cuerdas y pastillitas amarillas con flores en el pelo

Dominc Campanella, The Quarter After

Tres nombres, así a bote a pronto. Todos sabemos que una de las funciones principales de los blogs es arrastrar bandas de la oscuridad a la luz, yo por lo menos lo veo así. Entre buceos suboceánicos a altas horas de la madrugada y rescate neuronal, este fin de semana he postulado un breve listado de bandas de caracter mas o menos psicodélico que me han robado el corazón.

 Los primeros son The Quarter After, banda que mi querida Ruta ya me descubrió hacía tiempo y a la que no le había prestado mucha atención. La banda de tripidélico nombre esta liderada por los hermanos Campanella, Dominic y Rob, naturales de Los Ángeles, aldea de California. Los muchachos están adscritos al sonido californiano psicodélico de guitarras cristalinas y coros que nos recuerdan tanto a los Byrds de Fifth Dimension, como al primer disco de Love, e incluso a los momentos más tormentosos de 13th Floor Elevator. Músicos sobresalientes y voces cojonudas para revisionar en el siglo XXI los momentos más mágicos del sesenteo west coast.
Momentazo elegido: "Sempre Avanti", corte que cierra su flamante último disco Changes Near. Como si Gram Parsons y Roger McGuinn se fumaran cogollos tamaño puño a ritmo de un country llevado por órganos fuera de control.

Los segundos en la lista son compadres de los hermanos Campanella, y uno de los combos más respetados dentro de la escena psicodélica. Los australianos The Lovetones se mueven aproximadamente en las mismas cordenadas que The Quarter After, con sus guitarras de doce cuerdas y sus riffs heredados de Roger McGuinn, aunque quizás tienen un regusto más melódico, mas beatleiano.
Su líder, compositor y multi instrumentista, Matthew J. Tow, fue aclamado por la versión australiana de Rolling Stone como un digno sucesor del estilo de escritura de Bowie, Ray Davies o Lennon y Macca.
Su discografía cuenta con cuatro plásticos mágicos, Be what you want (2003), Meditations (2005), Axiom (2007) y Dimensions (2009), que no dejan indiferente a nadie. Pop/rock psicodélico para viajes felices entre las nubes, toda una preciosidad.
Momentazo elegido: "Wintertime in Hollywood" de Axiom, que aunque no es precisamente su pieza mas descocada, muestra un destacable savoir faire a la hora de tallar gemas melódicas de indudable belleza.

Terceros: Dead Meadow. Estos chavalotes ya me quitaron el sueño hace unos años con una psicodelia que vascula entre sonidos sixties más melódicos y musculosos riffs que atufan al garaje más malvado y perverso que uno pueda imaginar y que los acercan, aunque no mucho, a territorios mas stonerizados proto Black Sabbath. Guitarras a tope de fuzz, cantar quejoso, incesantes ritmos de batería con bajos pesados como mastodontes, vuelos astrales de ocho minutos y caritas de no llevar una vida muy sana.
Esta banda de Washington D.C., formada por Jason Simon, Steve Kille y Mark Laughlin puede llevarte a lugares muy lejanos si les dejas. En su discografía, con cinco elepés en estudio y un directo, destaca su última producción, Three Kings una película/disco de corte fantásticopsicodélicomedievalbucólico con tipos que parecen personajes secundarios de Tolkien, intercalada con conciertos de los chavales metiéndole mordiscos al pedal de fuzz.
En dos palabras, como diría Jesulín.
Momentazo elegido: como no podía ser menos despúes de semejante ingesta de tripis por parte de los Meadows, tengo que elegir "That old temple" del Three Kings. Un tema como la copa de un pino.

Buenos días !!!

jueves, 18 de noviembre de 2010

Wilco (Parte I): ¿ Hijo, tu a qué te dedicas al country, al pop o al rock ?


Wilco es uno de esos nombres que suenan. Puedes hacer la prueba con casi cualquiera persona. Y me refiero al gran público no especializado. Y si para colmo es universitario ya lo tienes. "Vienen Wilco, tio" "Wilco, si que me suenan, ¿ esa gente qué hacía?" Lo digo porque a mi me pasaba, y lo he visto millones de veces. 
Supongo que será esa sonoridad fonética extrañamente connotativa de su nombre, que no te dice nada pero a la vez te dice algo. Afortunados ellos que "suenan" a todo el mundo.
Aunque claro, hay que matizar. Para mí, que todo lo mido alrededor de mi masa testicular, que es la única que me sirve, hay dos Wilco. Un Wilco, el Wilco "bueno", comienza con la escisión por parte de Jeff Tweedy, Ken Coomer, John Stirratt y Max Johnston de las entrañas de los seminales Uncle Tupelo, dejando solo al amigo Jay Farrar. O al revés, porque versiones hay miles. Estos alegres muchachuelos, con la inclusión del nunca suficientemente recordado Jay Bennet, crearán los discos que, junto a la discografía clásica de The Jayhawks, darán visibilidad a eso que se llama Americana, que muchos malentienden, otros detestan, y otros tantos dicen que ya está bien la broma. A otros, aún nos gusta y nos apasiona. Esto por un lado.
Ahora vamos a coger el cuchillo. En el año 2002, y con obras a sus espaldas tales como "A.M.", "Being  There", " Mermaid Avenue Vol I y II", con Billy Bragg y "Summerteeth", paren el disco que pondrá final a su etapa clásica. Y para mí se cierra la puerta. Me refiero a ese engendro, maldito para algunos, glorioso para otros, que es "Yankee Hotel Foxtrot". Antes de su publicación, Tweedy le da la patada en el culo a Jay Bennet. 

En el año 2000 debuta el grupo de música electrónicaruidistapoprockpseudointelectual Wilco, provenientes de Chicago, Illinois. Su ópera prima, "Yankee Hotel Foxtrot", mezcla un pop suave y sedoso con ruidismos y loops vanguardistas fuera de onda. El disco se convierte en toda una referencia en cuanto a innovación y alcanza el puesto número 12 en la lista Billboard, llegando a vender 500.000 copias, toda una hazaña para un grupo independiente. Ante la negativa de Time Warner de publicar algo con tan escaso potencial comercial, el grupo decide colgar el disco en la web. Melocotonazo, que diría El Fari. 
Tras "Yankee...", Tweedy y sus nuevos y bastante plastas muchachos publican "A ghost is born", con un huevo flotante en la portada. Todo muy minimalista. Ahora son modernos. El disco en cuestión arranca en el puesto número 8 de la Billboard. Y, bah, no pienso extenderme más. Tras esto, publican su directo, "Kicking television" y posteriormente "Sky blue sky" y ese truño de relleno que es su último plástico llamado, porque ellos lo valen, "Wilco". Tengo que admitir que "Sky blue sky" es con diferencia la mejor referencia de este segundo grupo.
Y a lo que vamos, que me extiendo, que Wilco comenzó siendo un estupendo y grandísimo grupo de rock de raíces americanas y devino a una pasta sonora infumable solo apta para gafa pastas y modernitos que flipan que no te veas tronco con el solo de guitarra de Nels Cline en "Impossible Germany". O lo que es lo mismo, rock para los que no les gusta el rock.
Y volviendo a la primera idea de la parrafada, ahora suenan porque son in, y antes, como dijo una vez el señor Röver en San Fernando, no eran nada in. Porque mola escuchar a Wilco, o decir que los escuchas sin tener ni puta idea de como es el careto de Jeff Tweedy.

Y bueno, lo que haré en estos días es reseñar uno por uno los discos clásicos de Tweedy & Co., es decir, desde "A.M" hasta "Summerteeth".

Y al que no le guste que lea otro blog.

jueves, 11 de noviembre de 2010

El mejor bigote del mundo.

Son las nueve y veinte de la mañana. A estas horas ya llevo despierto un buen rato. Hoy con el café y mi tostada han caído las Basement Tapes. Ustedes todavía no lo saben, pero The Band es una de mis bandas, verbigracia, predilectas. Y no digo que me gusten. Digo que es mi banda. Con ellos llego a ese grado de obsesión que te pica debajo del brazo. Me encanta cuando algo me hace sentir así. Creo que puedo escucharlo todo de ellos. No pasaría ni una sola canción de toda su discografía, ni sus descartes, ni sus outtakes, ni absolutamente nada.

La culpa es de los cinco maravillosos músicos que se agolpan en los surcos de sus obras, porque Garth, Richard, Robbie, Levon y Rick son sublimes. Y aunque ya me pondré el cuchillo entre los dientes un día para meterme en profundidad con ellos, hoy solo quería apuntar un breve resplandor mañanero que he tenido. "Ain't no more cane" es el tercer tema que abre el segundo CD. Es una canción tradicional de tema carcelario que ya grabó en su época Leadbelly. En las Tapes la canta el bueno de Rick, Ricky Danko, de una manera magistral. Con esos quejiditos suyos, propios de su estilo vocal. Parece que se rompe o se ahoga. Sabéis de qué hablo. Me pongo a recordar la maravillosa escena del Festival Express en el que cantan esa canción Rick, Janis Joplin y parte de The Greatful Dead. Con un mamazo del quince, como se dice por mi tierra, por parte del ilustre bajista y de la Joplin. Pero el tío lo hace. Parece que se cae, que no llega, que no recuerda los acordes, pero el tío lo hace.

Recuerdo cuando vi por primera vez a The Band. En mi inocente adolescencia me hice con el DVD del Festival de Woodstock, y allí de repente me aparecen esos tíos vestidos medio de hippies, ermitaños o predicadores vaqueros, y yo me quedo deslumbrado. También es cierto que tocaban "The Weight" y no hay nadie que no caiga rendido a sus pies en cuanto la escuche, pero total, que me fascinaron. Y el señor bajista, con bigote y sombrero, no dejaba de darle a sus cuatro cuerdas como un poseso. Además, siempre le he visto una cara de buena gente increíble. Sí, creo que siempre he querido ser colega de juerga de Rick Danko. Con el paso del tiempo descubrí The Last Waltz y me terminé de convertir. Para siempre en mi corazón el "Old time religión" que improvisa con Robbie y Richard Manuel. Al violín más mal que bien, pero siempre sonriendo, siempre empujando con su voz y ese elegante bigote de forajido. Por experiencias personales he aprendido que cuando en una banda no se sonríe es que algo falla.

Dios bendiga a Rick Danko.

jueves, 4 de noviembre de 2010

Ruta 66 : Felices 25 añitos

Las cartas sobre la mesa: compro religiosamente Ruta 66 cada mes en mi quiosco desde hace años.
No puedo ser imparcial en estas líneas. Gonzalo & Juliá,  para mí el tándem dinamizador del periodismo rock en este bendito país nuestro, llevan 25 años, ahí es nada, evangelizando en esto del rock & roll.
Y ellos lo hacen como nadie, al igual que Alfred Crespo, uno de sus directores, y esa maraña de colaboradores que valen su peso en oro, ejemplos claros en Edu Izquierdo, Edu Ranedo o Manuel Beteta por citar a algunos de mis preferidos. Y es que, aunque se les intente colocar sobre sus espaldas un cartel luminoso que reza INTEGRISMO, la Ruta siempre ha sido, y ahora más, una revista abierta, plural, didactica y libre. Si, quizás esa es la palabra, libre. Claro que tiene su línea editorial. Claro que babean con el garaje, con el rockabilly, con el rock australiano, con los sonidos negros...pero todo eso y más es rock'n roll. ¿Que a algunos de sus lectores les molesta que ahora aparezcan Bunbury o Miguel Ríos ? Siendo claro, a mí me la suda. A mí, como seguro a tantos otros, me han llevado de la mano por discos, artistas, conciertos, libros, películas, comics etc. que en mi vida hubiera imaginado. Les debo mucho. A finales de mes ya estoy nervioso por ir a buscar mi nuevo número. Que sí, yo tambien echo de menos a veces el blanco y negro, los macro reportajes ( ahora algunos me saben a poco, esa es la verdad) y esa sensación de "escribimos lo que nos sale de los huevos". Pero claro, la Ruta ha crecido de pseudo fanzine a gran revista de rock con mayúsculas, y no seré yo quien le niegue a ese salvaje bebé del año 85 que se vaya convirtiendo en todo un hombre del rock & roll.

Salud compañeros !!!!!

(Sonando The Kinks con "Autumn Almanac" y "Susannah's Still Alive"")

martes, 26 de octubre de 2010

Amor a primera vista: Mofro



J.J. Grey y sus muchachos de Mofro se lo curran de una manera increíble. ¿De qué otra manera puedo empezar esto? El grupo de soul/funk/rythm blues pantanoso de Jacksonville, Florida, me ha raptado el corazón. A la primera escucha. Un ritmazo de los que te hacen mover los pies y la cabeza, de los que te agarran. No sabes que estilo concreto es, pero tampoco quieres saberlo. Sabe a fiesta negra en granero al terminar el día. Es una sensación que sube desde el estómago a la boca y puedes paladearla suavemente. Porque estos tios saben lo que hacen y lo hacen de maravilla. J.J tiene una voz pastosa y vacilona que te hace gritar OHH YEAAH MAN !!! Te hace moverte y participar, como el góspel, como si te sintieras arropado por doscientas almas. Y cuando agarra la armónica o se sienta al piano te sientes arrastrado hasta el cielo, un cielo en forma de atardecer a las orillas del Mississippi.

Escuchad sus discos "Loochlosa" o "Blackwater". Sabréis de qué hablo.



Hacía tiempo que no me sentía tan bien.

jueves, 21 de octubre de 2010

Guadalupe Plata



Mañana voy a perderme un gran concierto por casusas ajenas a mi voluntad. Aunque ya he visto antes a los muchachos de Úbeda, no quería pasar la oportunidad de verlos en la Sala Malandar, Sevilla, mi ciudad de ascendencia y adopción. Porque Guadalupe Plata es uno de los mejores grupos que pisan actualmente la piel de toro. Aunque algún medio especializado los acoja con resquemor debido a su popularidad sin explicación, y al acercamiento que a ellos ha hecho la parroquia indie, cuestión a la que sigo sin encontrar por qué, la propuesta de los Plata y los logros que de ella han recogido son dignos de encomio. Porque han hecho contemporáneo un lenguaje, el blues, que para el público masivo no deja de ser algo viejo y caduco.

Está claro que estas revoluciones vienen dándose desde el principio del género: el blues de Chicago, el blues inglés de los años 60, Jimmi Hendrix, Rory Gallagher o Led Zeppelin ya hicieron lo mismo, es decir, reactivar para las nuevas generaciones un lenguaje antiguo y modernizarlo sin perder de vista las raíces, pero que esto lo hagan tres tipos de Úbeda, y cantando en castellano, debería hacer que los músicos españoles nos sintiéramos orgullosos de ellos. Mantengo la teoría de que si el blues hubiera nacido hoy día, Charlie Patton sonaría como los Plata. Así de sucio, así de oscuro, así de canalla. Comentan que son ruidosos en escena, pero joder, de eso se trata. Las guitarras de Perico, su cantante y guitarrista, parecen volar fuera de control, pero joder, de eso se trata. A veces la voz no se escucha bien, pero vamos a ver, ¿a quién cojones le importa?

El blues es algo sucio y bañado en whisky. No es una música para que te guste ni para que te haga sentir bien, el blues busca morderte las entrañas y que termines moviéndote o cantando a su ritmo. Y juro por Dios que los Plata lo hacen. Porque cuando atacan "Jesús está llorando" yo me muevo como un zombi. Porque cuando comienzan con el incesante riff de "Baby me vuelves loco" yo me vuelvo loco también.

Además los tipos tienen estilo, y unas letras originalísimas. Cerrando la cuestión, que mañana por la noche voy a acordarme de ellos y a desearles suerte.
Para la próxima estaré en primera fila, sudado, fumando y bebiendo whisky.


Guadalupe Plata no es un grupo para cursis.


martes, 19 de octubre de 2010

Yo le pedí un poco de agua, ella me dió gasolina

El bueno de Chester Arthur Burnett es casi sin lugar a dudas mi bluesman favorito. Se que es una estupidez hacer este tipo de afirmaciones estando el gusto sujeto a momentos, circunstancias o recuerdos, pero creo que siempre que alguien me pregunta por mi cantante de blues predilecto, respondo sin pestañear: Howlin' Wolf.

Lo conocí gracias a Cactus, que versionaban su "Evil" de manera sudorosa y febril. Durante un tiempo lo tuve en el equipo de música en modo despertador y en cuanto esos dos monumentales golpes de timbal resonaban PUM !!!!! PUM !!!!! aquí el escriptor se levantaba a poner la cafetera. Pero en honor a la verdad, tardé un tiempo en saber que esa diabólica tonada empantanada en los aromas más pantanosos había sido escrita por, grande entre los grandes, Willie Dixon para el amigo Howlin.
Tras eso me sumí en las entrañas de la bestia. ¿Qué hacer cuando uno escucha temas como "Smokestack Lightning", "Evil", "Spoonful", "Back door man" o "Do the do" ? Howlin retuerce sus cuerdas vocales sangrantes en cada sílaba, mientras las línes de bajo de Willie Dixon lo arropan y Hubert Sumlin demuestra elegancia y desenfreno con su mágica guitarra. A estas alturas de la historia sigue siendo una música potente y contemporánea. Escuchar al lobo es vudú amigos míos. Pinchar "Smokestack Lightning" es una experiencia rítmica y vital. El hombre purifica sus miedos y demonios, ¿no trata precisamente de eso el blues? Tras escuchar a Howlin, Muddy me pareció una vieja vestida de gala, muy elegante eso sí.

Otro día iremos con él.