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jueves, 21 de octubre de 2010
Guadalupe Plata
Mañana voy a perderme un gran concierto por casusas ajenas a mi voluntad. Aunque ya he visto antes a los muchachos de Úbeda, no quería pasar la oportunidad de verlos en la Sala Malandar, Sevilla, mi ciudad de ascendencia y adopción. Porque Guadalupe Plata es uno de los mejores grupos que pisan actualmente la piel de toro. Aunque algún medio especializado los acoja con resquemor debido a su popularidad sin explicación, y al acercamiento que a ellos ha hecho la parroquia indie, cuestión a la que sigo sin encontrar por qué, la propuesta de los Plata y los logros que de ella han recogido son dignos de encomio. Porque han hecho contemporáneo un lenguaje, el blues, que para el público masivo no deja de ser algo viejo y caduco.
Está claro que estas revoluciones vienen dándose desde el principio del género: el blues de Chicago, el blues inglés de los años 60, Jimmi Hendrix, Rory Gallagher o Led Zeppelin ya hicieron lo mismo, es decir, reactivar para las nuevas generaciones un lenguaje antiguo y modernizarlo sin perder de vista las raíces, pero que esto lo hagan tres tipos de Úbeda, y cantando en castellano, debería hacer que los músicos españoles nos sintiéramos orgullosos de ellos. Mantengo la teoría de que si el blues hubiera nacido hoy día, Charlie Patton sonaría como los Plata. Así de sucio, así de oscuro, así de canalla. Comentan que son ruidosos en escena, pero joder, de eso se trata. Las guitarras de Perico, su cantante y guitarrista, parecen volar fuera de control, pero joder, de eso se trata. A veces la voz no se escucha bien, pero vamos a ver, ¿a quién cojones le importa?
El blues es algo sucio y bañado en whisky. No es una música para que te guste ni para que te haga sentir bien, el blues busca morderte las entrañas y que termines moviéndote o cantando a su ritmo. Y juro por Dios que los Plata lo hacen. Porque cuando atacan "Jesús está llorando" yo me muevo como un zombi. Porque cuando comienzan con el incesante riff de "Baby me vuelves loco" yo me vuelvo loco también.
Además los tipos tienen estilo, y unas letras originalísimas. Cerrando la cuestión, que mañana por la noche voy a acordarme de ellos y a desearles suerte.
Para la próxima estaré en primera fila, sudado, fumando y bebiendo whisky.
Guadalupe Plata no es un grupo para cursis.
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