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martes, 19 de octubre de 2010

Yo le pedí un poco de agua, ella me dió gasolina

El bueno de Chester Arthur Burnett es casi sin lugar a dudas mi bluesman favorito. Se que es una estupidez hacer este tipo de afirmaciones estando el gusto sujeto a momentos, circunstancias o recuerdos, pero creo que siempre que alguien me pregunta por mi cantante de blues predilecto, respondo sin pestañear: Howlin' Wolf.

Lo conocí gracias a Cactus, que versionaban su "Evil" de manera sudorosa y febril. Durante un tiempo lo tuve en el equipo de música en modo despertador y en cuanto esos dos monumentales golpes de timbal resonaban PUM !!!!! PUM !!!!! aquí el escriptor se levantaba a poner la cafetera. Pero en honor a la verdad, tardé un tiempo en saber que esa diabólica tonada empantanada en los aromas más pantanosos había sido escrita por, grande entre los grandes, Willie Dixon para el amigo Howlin.
Tras eso me sumí en las entrañas de la bestia. ¿Qué hacer cuando uno escucha temas como "Smokestack Lightning", "Evil", "Spoonful", "Back door man" o "Do the do" ? Howlin retuerce sus cuerdas vocales sangrantes en cada sílaba, mientras las línes de bajo de Willie Dixon lo arropan y Hubert Sumlin demuestra elegancia y desenfreno con su mágica guitarra. A estas alturas de la historia sigue siendo una música potente y contemporánea. Escuchar al lobo es vudú amigos míos. Pinchar "Smokestack Lightning" es una experiencia rítmica y vital. El hombre purifica sus miedos y demonios, ¿no trata precisamente de eso el blues? Tras escuchar a Howlin, Muddy me pareció una vieja vestida de gala, muy elegante eso sí.

Otro día iremos con él.

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