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jueves, 11 de noviembre de 2010

El mejor bigote del mundo.

Son las nueve y veinte de la mañana. A estas horas ya llevo despierto un buen rato. Hoy con el café y mi tostada han caído las Basement Tapes. Ustedes todavía no lo saben, pero The Band es una de mis bandas, verbigracia, predilectas. Y no digo que me gusten. Digo que es mi banda. Con ellos llego a ese grado de obsesión que te pica debajo del brazo. Me encanta cuando algo me hace sentir así. Creo que puedo escucharlo todo de ellos. No pasaría ni una sola canción de toda su discografía, ni sus descartes, ni sus outtakes, ni absolutamente nada.

La culpa es de los cinco maravillosos músicos que se agolpan en los surcos de sus obras, porque Garth, Richard, Robbie, Levon y Rick son sublimes. Y aunque ya me pondré el cuchillo entre los dientes un día para meterme en profundidad con ellos, hoy solo quería apuntar un breve resplandor mañanero que he tenido. "Ain't no more cane" es el tercer tema que abre el segundo CD. Es una canción tradicional de tema carcelario que ya grabó en su época Leadbelly. En las Tapes la canta el bueno de Rick, Ricky Danko, de una manera magistral. Con esos quejiditos suyos, propios de su estilo vocal. Parece que se rompe o se ahoga. Sabéis de qué hablo. Me pongo a recordar la maravillosa escena del Festival Express en el que cantan esa canción Rick, Janis Joplin y parte de The Greatful Dead. Con un mamazo del quince, como se dice por mi tierra, por parte del ilustre bajista y de la Joplin. Pero el tío lo hace. Parece que se cae, que no llega, que no recuerda los acordes, pero el tío lo hace.

Recuerdo cuando vi por primera vez a The Band. En mi inocente adolescencia me hice con el DVD del Festival de Woodstock, y allí de repente me aparecen esos tíos vestidos medio de hippies, ermitaños o predicadores vaqueros, y yo me quedo deslumbrado. También es cierto que tocaban "The Weight" y no hay nadie que no caiga rendido a sus pies en cuanto la escuche, pero total, que me fascinaron. Y el señor bajista, con bigote y sombrero, no dejaba de darle a sus cuatro cuerdas como un poseso. Además, siempre le he visto una cara de buena gente increíble. Sí, creo que siempre he querido ser colega de juerga de Rick Danko. Con el paso del tiempo descubrí The Last Waltz y me terminé de convertir. Para siempre en mi corazón el "Old time religión" que improvisa con Robbie y Richard Manuel. Al violín más mal que bien, pero siempre sonriendo, siempre empujando con su voz y ese elegante bigote de forajido. Por experiencias personales he aprendido que cuando en una banda no se sonríe es que algo falla.

Dios bendiga a Rick Danko.

3 comentarios:

  1. Bueno, en cierto modo Chano es tu Rick Danko.

    Salud, R&R... Y pásese por mi blog!

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  2. Hola, ahora he descubierto este blog, me pasaré por aquí bastante a menudo. Estás linkeado en La Route Americana. Un Saludo

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  3. Muchas gracias por el link Chals, tu blog es toda una referencia.

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